martes, 16 de abril de 2013


ENTRELAZADOS.

Antonio y Alberto son muy buenos amigos. Trabajan juntos en la misma empresa, bastante poderosa y con éxito. Un día llega a la empresa una nueva compañera, Luisa. Los dos amigos se enamoran de ella y compiten entre ellos para estar a su lado. Alberto, que ha sido siempre más espabilado, consigue liarse con Luisa, a espaldas de su amigo Antonio, porque sabe que si se entera se acabaría su relación amistosa. Por otra parte, Luisa tiene novio y ni Antonio ni Alberto lo saben. ¿Debería Alberto contarle la relación que está empezando con Luisa a Antonio, y por otra parte, debería Luisa contarle la verdad a Alberto y a su novio?


    Luisa miente a su novio y a Alberto, y creo que, de una forma menos directa, también está mintiendo a Antonio. Alberto miente a su amigo Antonio, al no contarle que esta empezando “algo” con Luisa. Supongo que, si Luisa no se hubiera liado con Alberto, no existiría este dilema, porque ninguno de los implicados tendría que mentir. Según he oído, las mentiras nunca están justificadas, por principios, porque está mal y porque, sea cuál sea el fin de esa mentira, sigue estando mal. Por eso yo intento no mentir. Por eso y porque soy incapaz de mentir, se me nota enseguida. Algunos piensan que es una virtud, pero en ocasiones aseguro que no lo es, porque necesito mentir y no puedo. En vez de mentir, es mejor no contar toda la verdad o disimular. Aunque tampoco disimulo mucho las cosas, según mis amigos. Supongo que es porque no sé hacerlo y porque soy incapaz de controlar mis sentimientos y mis reacciones a cualquier cosa que me cuenten.

Puedo ponerme en el lugar de Luisa. “Soy una chica bastante suelta y liberal porque me he liado con Alberto, a espaldas de mi novio, que no sabe nada. Si quisiera, también podría liarme con Antonio, porque también lo tengo loco por mí. Y así podría seguir y seguir mintiendo, a mi novio, a Antonio, a Alberto, a todos y creo que, si organizo bien las cosas, nadie se podría enterar. No importa lo que pase, no importa a quién hierra. Yo seguiré adelante con esto.” Creo que se diría eso a sí misma. Ahora bien, me es imposible ponerme en el justo lugar en el que se encuentra Luisa porque no sé mentir. Pero creo que Luisa no es como yo. Ella sabría mentir a todos y esperar a que no la descubran. Grave error. Todo se acabará sabiendo. La mentira solo le daría un poco de tiempo hasta que eche todo por la borda. Quizás solo necesita salir de la rutina, porque creo que hacemos las mayores de las locuras solo por eso, por intentar salir de la rutina que nos acabará amargando, poco a poco. Lo que Luisa sacaría de bueno si siguiera mintiendo es que haría lo que ella quisiera, sería un  poco más libre y también saldría de esa horrible rutina. Lo que creo que estaría haciendo mal sería mentir, porque es posible que, si se supiera toda la verdad, acabaría siendo una mentirosa para todos. Hay que ser fiel a ti mismo y a los demás. Bueno, siempre podría irse lejos de allí y empezar de nuevo pero dejaría atrás muchas cosas. También echaría a perder su trabajo, que seguro que tardó mucho en conseguir. Haría daño a varias personas y es posible que eso la haga sentirse mal. Creo que Luisa no sabe qué es lo que de verdad quiere. Y, muy  a menudo, si no sabes lo que de verdad quieres eres una falsa y una “loser”. Otra vez vuelven los prejuicios…



Alberto, él miente a su amigo. Lo hace creo que por lo que pueda pasar si Antonio se entera de lo que está haciendo. Es posible que piense: “No me arrepiento, porque estoy con la chica a la que quiero y es “solo mía”. Mi amigo debería entender eso si fuera un buen amigo. Pero, ¿y si se entera de todo y me ignora? Es mi amigo, yo lo quiero y odio estar mintiéndole  de esta forma. ¿Qué es lo que debo hacer? No quiero equivocarme así, no puedo equivocarme así. Pero no puedo volver atrás, en daño ya está hecho.”  Para decir lo que Alberto posiblemente piense me he puesto en su lugar y así he pensado que se sentiría. Alberto no sabe toda la verdad, porque no sabe que Luisa tiene novio. Si le contará la verdad a Antonio es posible que dejen de ser amigos pero, aún así existe la posibilidad de que su amigo lo perdone. No volvería a confiar en él de la misma forma pero las cosas se solucionarían con el tiempo, aunque nada volvería a ser como antes. Antonio debería sentirse bastante traicionado porque su amigo lo ha mentido y, cuánto más tarde Alberto en contarle la verdad, peor se sentiría Antonio. Se sentiría así por el simple hecho de que ha confiado tanto en su amigo y le ha hecho esa putada. Pero a pesar de todo existe la esperanza de que lo perdone.



Si yo fuera Alberto, no me seguiría callando. Hablaría con mi amigo porque le he mentido y necesito contarle toda la verdad porque se lo debo y solo puedo esperar a que me perdone. Si no me perdona lo entendería pero no puedo seguir así, necesito decírselo.  Puede que después de contárselo podría seguir mi relación con Luisa, pero lo que Alberto no sabe es que Luisa también le está mintiendo. Además, está dando por hecho que Luisa está solo con el cuando no es así.


Por otra parte, Luisa debería alejarse un poco de todos hasta que supiera lo que de verdad quiere, porque está claro que no lo sabe. Debería alejarse de todo y ya después, cuando sepa lo que quiere y a quién quiere, contar la verdad, esperar y hacer todo lo posible para solucionar las cosas.  Digo esto porque, muy a menudo, la única forma de solucionar un poco las cosas es alejarse de todo y de todos, para saber qué es lo que quieres tú misma. Si tú no sabes qué es lo que quieres y a quién quieres… ¿quién lo sabrá  por ti? Exacto. Nadie.  



1 comentario:

  1. Me gusta este dilema, ya que es un juego de sentimientos, y es algo que pasa en la vida real,a veces las personas no sabemos controlar nuestros sentimientos, y eso hace que pensemos que tal vez no nos conocemos a nosotros mismos, pero en realidad yo creo que nosotros no tenemos ese control de los sentimientos, ya que siempre estarán desordenados, por así decirlo. Y estoy de acuerdo con tú elección. Arrevoir :)

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